+El rostro. Con la evolución, antes que otras, adquirimos la compleja habilidad de leer, de hurgar en el rostro de los demás. No solo en el lenguaje de los movimientos, de las actitudes comunes en las culturas, sino en el rostro en sí, en su conformación, en su bellísima arquitectura ósea, y en la urdimbre de tejidos en la que ésta asombrosamente encaja.
Nuestra encefalización —acelerada, potenciada por la ingesta de carroña y el canibalismo— agudizó la percepción que tenemos del otro, y la propia. Con instinto e inteligencia, como valores de un continuo, hemos acentuado nuestra capacidad de interacción con el rostro.
En la historia del Arte, el cuerpo humano es el centro, y el rostro, el núcleo de ese centro.
+La muerte. Sabemos bien de nuestra fragilidad. Nos percatamos de que nuestro cruce por el mundo es, a escala, sumamente fugaz; el azar y la muerte, una certeza, y el miedo a ella, la esencia y el motivo de las religiones (lastres que aún habremos de arrastrar por mucho tiempo).
Casi no sabemos nada, ni por qué estamos aquí. Ni si hay un porqué siquiera.
De alguna forma, armados con la ciencia, parados en la civilización, solo misterio columbramos. Solo enigmas vemos como apuntó el grafómano Asimov— hasta donde el ojo alcanza.
+El rostro de la muerte. Carece de ello. La muerte no es una figura, una deidad. Nuestra condición ante el cosmos nos impulsa a afanarnos en buscar paralajes, en aferrarnos a lo humano.
Inmersos en lo orgánico, la muerte, igual que la vida, nos es mezquinamente develada.

Estos dibujos son ecos muy distantes de mi primera visión de El Profeta de Gibran; de las cabezas jíbaras y los Cristos de carbonería.
Vislumbremos pues, en las miradas y en las cuencas, el vacío; vacío, fractal del vacío adonde habrán de perderse las plegarias, y la violencia de nuestra naturaleza.
Veamos lo ignoto en la belleza disparada de estas vanitas, urbanas y laceradas; de estas verónicas aberrantes.

Alejandro Montoya.


R E T R A T O S   Ó S E O S







































R E T R A T O S   C Á R N E O S






































Los dibujos de la serie Retratos Óseos. Retratos Cárneos son grafitos y tintas sobre papel realizados en la Ciudad de México, en su mayoría entre 2011 y 2012.